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Molino de Aixerrota
Un molino de viento en la costa vasca
ArquitecturaHistoriaLugar pintoresco
Sobre este punto
El molino de Aixerrota es un molino de viento, como su propio nombre indica, en euskera (aixe/haize, viento y errota, molino).
El molino se construyó en el año 1727, con motivo de una prolongada sequía que afectó al Señorío de Vizcaya a principios del siglo XVIII. Al parecer, un inglés ávido de dinero, un tal Edmundo O'Shea, construyó un molino de viento que no necesitara agua para moler el el grano de cereal. Una vez que la sequía hubo pasado, los molinos tradicionales volvieron a tener agua para moler el grano y con el paso de los años el molino de Aixerrota se dejó de emplear con ese fin.
El Molino de Aixerrota fue por tanto productor de harina de maíz para consumo humano y animal, así, la llamada «artourune», la harina fina, la de consumo humano, la que se utilizaba para la elaboración de nuestros queridos talos, compartió molino con la «artobirrine», la harina ordinaria, la de consumo animal, dos productos tan importantes como necesarios en aquella época.
La arquitectura del molino poco tiene que ver con los típicos molinos de viento de La Mancha. Mientras que los molinos manchegos son de forma cilíndrica, los vizcaínos en general tienen forma de cono truncado. Por otro lado, los molinos vizcaínos son bastante más tardíos que los manchegos, pues mientras estos últimos datan de finales del siglo XVI, los vizcaínos fueron construidos en el XVIII.
En el País Vasco, tierra rica en lluvias y ríos, es frecuente encontrar molinos de agua esparcidos por toda su geografía, una situación, que nada tiene que ver con la que viven los molinos de viento de nuestro territorio. Actualmente, el Molino de Aixerrota es el único molino de viento que se mantiene en pie en la localidad de Getxo y uno de los pocos de Bizkaia.
Desde la remodelación de finales del siglo XX, el molino alberga una galería de pintura y, en el edificio anexo, un restaurante.
Desde este monumento se puede ver la bahía del Abra y si nos acercamos al acantilado podemos ver como el mar esculpe la roca y al otro lado de la ría se encuentra la parte más industrial de la historia de Bilbao.