Este sitio web utiliza cookies propias para mejorar nuestros servicios. Si continúas navegando, sin modificar la configuración, consideramos que aceptas su uso.
Bilbao Infinito: Una noche
Un relato de Jose Asunción Silva leído por Espacio Infinito
Arte y cultura
Sobre este punto
Para muchos expertos en literatura, tanto nacionales como extranjeros, José Asunción Silva (1865-1896) es el mayor poeta colombiano, siendo El Nocturno –conocido también como Tercer Nocturno o simplemente La Noche- su obra maestra, por lo que ésta sería la mejor composición en la historia de la poesía colombiana.
José Asunción Silva ha resumido su corta peripecia vital en unas acertadas palabras:
"Con la excepción de algunas breves temporadas en el extranjero -en Europa (París, Suiza y Londres) y en Venezuela, como secretario de la delegación en Caracas-, la vida de Silva transcurre en el ambiente cerrado y nada estimulante del Bogotá de sus años. De ningún modo un neurótico, pero sí un desajustado y un inconforme, su existencia estuvo marcada por el fracaso y las frustraciones: continuas ruinas en sus empeños comerciales, en los cuales ha de actuar para salvar los negocios de la familia; la muerte de su querida hermana Elvira (a quien va dedicado el famosísimo "Nocturno"), el naufragio de un barco en el que viajaba, al regreso de Venezuela, y donde pierde "lo mejor de mi obra"; la hostilidad de una sociedad estrecha ("José Presunción", le llamaban) que le obliga, por pudor y altivez, a casi esconder su vocación literaria. Todo ello, obrando sobre un espíritu sensible en alto grado, culminó en el temprano suicidio -antes de cumplir los treinta y un años-, sin que su genio poético hubiese llegado a madurar plenamente."
Sin ocupación de la cual derivar un sustento de secretario de la delegación de Colombia en Caracas, frecuenta los salones más distinguidos, sueña con negocios de los cuales sacar buenos dividendos y establece amistad con los redactores de las revistas El Cojo Ilustrado y Cosmópolis. Todo va bien hasta que sus finanzas decaen, comienza su enfrentamiento con el Ministro de la Legación (el general José del Carmen Villa, a quien menosprecia y hace objeto constante de burla) y siente la ausencia de su madre.
El 28 de enero de 1895, el barco a vapor América, que lo trae desde Venezuela, naufraga frente a Barrancabermeja. Se hunden con él los manuscritos de su obra: el Libro de Versos y los Cuentos Negros, que pensaba publicar. No continúa su viaje a Bogotá; regresa a Caracas para cumplir con su asignación diplomática, pero las fricciones con el Ministro de la Legación y su falta de liquidez frustran su deseo de iniciar un nuevo período en el cargo. Dos meses más tarde está de nuevo en Colombia. Ha fracasado como diplomático y pone entonces sus esperanzas en la instalación de una fábrica de baldosones, con una fórmula química patentada por él, para la que consigue el concurso de varios socios capitalistas. Pero en esta empresa también fracasa.