La barra de Portugalete

El lugar en el que se encuentra el actual Muelle de Churruca formó, hasta finales del siglo XIX el punto y final del estuario del Nervión, que era por entonces un entorno de marismas, zonas intermareales, playas, dunas... Con la llegada del empresario bilbaíno Máximo Aguirre a la zona de Lamiaco y Las Arenas, estas zonas fueron desecadas, y comenzó la urbanización de las mismas, que más tarde formarían los barrios residenciales de Santa Ana y Las Arenas, y los barrios industriales de Lamiaco y Romo. El crecimiento desproporcionado de la industria vizcaína a finales del XIX, con la implantación de numerosas fábricas en ambos márgenes de la ría, se tradujo en un interés superior por la habilitación de Bilbao como puerto de importancia, como puerta de salida para las materias primas minerales y a las mercancías que llegaban desde la Meseta Castellana y el Alto Ebro. Pero existía un problema que dificultaba la navegación y el tránsito de mercancías: la temible "Barra de Portugalete". Se trataba de una serie de bancos de arena que sólo los navegantes más experimentados eran capaces de sortear, lo que derivó en numerosos naufragios de navíos. Tal era la dificultad de navegar en la zona, que en Algorta surgió un nuevo oficio: los prácticos o lemanes, expertos navegantes que unas veces guiaban a los barcos para entrar o salir con éxito a través de la barra, y otras acudían a los rescates de los barcos que rechazaron sus servicios... En 1872, comerciantes, mineros, navieros, industriales y empresarios se unieron para constituir la Junta de Obras del Puerto y Ría de Bilbao, cuya misión fue domar al mar cantábrico y permitir un tránsito seguro los barcos de la época por la desembocadura del Nervión. Tres años después, el ingeniero Evaristo Churruca consiguió eliminar la temible "Barra de Portugalete", mediante la canalización de la ría primero, y la construcción de diques, contradiques y el puerto exterior después. La desaparición de esta barra de arena permitiría la entrada de barcos de mayor tamaño hasta las fábricas de Sestao, Lamiaco, Erandio, Baracaldo, Bilbao... Cabe decir que toda la obra alteró significativamente el entorno natural en el que se encontraban. En el primer caso, la Villa Jarrillera (Portugalete) perdió su playa, que se encontraba situada entre el Muelle de Hierro y Santurce. Por su parte, Las Arenas vio reducido su arenal (que antes se extendía hasta Arriluce) al actual, un pequeño triángulo ubicado entre el Real Club Marítimo y el Muelle de Churruca. Fuente: Wikipedia.