Laisse-Moi

Mientras que bailan en un club, en la multitud, sin pedir nada a nadie: caen, el uno sobre la otra. Se instala la búsqueda del otro. Persona amiga, amante, pariente perdido, cómplice. De las manos acariciando, y de este sentimiento de calor, de seguridad. Los ojos se comen, y luego, el aburrimiento, un violento cansancio. Y la rabia, de no lograr entenderse. Subimos más. Nos elevamos. Escalamos siempre. Visto desde arriba, todo parece tan calmado. Un montaje en el que una parte del público tiene un papel fundamental ya que sustenta los mástiles chinos que forman parte de la escenografía de un espectáculo donde los cuerpos hablan de una historia de amor, de un encuentro fortuito, de la dificultad de estar cerca, de las diferencias y el dolor.